miércoles, 18 de noviembre de 2009

Egresados 1960.



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lunes, 16 de noviembre de 2009

Historia de Bariloche.

Breve reseña histórica de la ciudad de San Carlos de Bariloche.
En el siglo XVI llegaron a oídos del Capitán don Francisco de César rumores sobre la existencia de una fabulosa ciudad construida con oro y piedras preciosas a las orillas de un gran lago, en los territorios del sur del continente americano.

Y aunque vanos fueron sus esfuerzos, su epopeya generó tantas y tan variadas versiones que los rumores se transformaron en leyenda, y la supuesta ciudad fue llamada “La ciudad de los Césares”.

Pioneros.

La familia Boock había llegado junto a otras ciento cincuenta alemanas. Su primera residencia fue en el Fuerte Roca (1885). En San Carlos, Cristian Boock estableció una granja. Su hermano Benito puso una pequeña herrería y más tarde una usina eléctrica y una casa de ramos generales, en lo que hoy es Mitre y Palacios. Estas se destruyeron en 1927 a raíz de un incendio. El otro hermano, Bernardo, que estaba establecido en el lago Moreno, con ganado, fue quien abrió las primeras sendas que dieron origen a las calles del pueblo.

Para 1899, otro alemán de nacimiento, don Otto Mühlenfordt, llegó a dirigir la construcción de varias embarcaciones quedando después como administrador de la estancia que Aarón Anchorena poseía en la isla Victoria.

De esas familias alemanas, don Guillermo Kromer, llegado en ese mismo año, construyó en 1907 la primer capilla de madera, llamada “de la Inmaculada Concepción”, que en 1960 fuera trasladada a las calles Beschedt y Elflein. Después se radicó en la Península San Pedro, donde también se radicaron Gaspar Pothoff, Erasmo Mermoud, José del Carmen Catrián, Manuela Lemuy, Cristino Nahuelquir, Andrés Gómez, Facundo Alvarado, Lindor Gallardo y Antonio Millaqueo, este último baqueano de Wiederhold que vivía al pie del cerro Machete, al que daba por ese entonces su nombre.

Otros nombres se fueron sumando en la última década del siglo. Don Leopoldo Baratta, de cuya familia se siguió una larga tradición vinculada al deporte.

Hacia el sur, don Antonio Guenolao, de cuyo nombre desciende la Pampa de Huenuleo. Oscar Bernardo Runge, Manuel Díaz y Ángel Lavagnino.


El pueblito San Carlos.

En 1900 llegó don Francisco Felley, quien fue pionero del lago Gutiérrez en 1915. en un principio se dedicó, como carrero, al transporte de sal, desde la salina Chadicha Dihue. Sus descendientes todavía conservan el aserradero que él fundara y continúan vendiendo maderas.

En 1901, llegó don Gustavo Teodoro Winkler, quien fue gerente de la Compañía Chile Argentina en San Carlos y don Enrique Potthoff.

Primo Capraro, quien ya estaba instalado con sus talleres, hizo llamar, de Italia, a un amigo carpintero para que trabajara con él. Se trataba de Cayetano Speranza quien se casó con Beatriz Buffone. Don Cayetano era un excelente carpintero y trabajó en las construcciones más importantes de aquella época. El ferrocarril fue una de ellas. Su casa fue construida con dos paredes rellenas de aserrín, para que sirviera como aislante.

Hacia 1904 llegó don Genaro Parsons, de Paysandú, y habilitó la primera escuela de San Carlos, situado en Mitre y John O`Connor. En 1907 llegó don Amancio Rafael Soriani, desde Italia, siendo Jefe de Correos y director de la Banda Pueblera que alegraba las fiestas de entonces.

En 1910 , destinado a la Policía Fronteriza llegó, desde Chilecito, en La Rioja, el sargento Uberfil Cáceres. Don Juan Manzur Jalil y su esposa Nahil fueron pioneros libaneses en 1917. Dos hermanos alemanes llegaron en 1920, José y Carlos Baur, ambos mecánicos y de la mejor tradición alemana en cuanto a precisión, seriedad y cumplimiento en el trabajo.

Fundación de Bariloche.

Carlos Wiederhold construyó la primera casa en 1895. El 3 de mayo de 1902 el Gobierno del área territorial Río Negro le da carácter oficial de fundación de hecho, reservando por decreto una superficie de 400 hectáreas dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi, para el asentamiento de “el pueblo de San Carlos de Bariloche”. Este nombre fue adoptado definitivamente por decreto del 26/7/1927.

En realidad, la fundación de Bariloche no se hizo por un decreto, sino mediante una. serie de ellos. El más importante fue el fechado en Buenos Aires el 3 de mayo de 1902:

“En ejecución del decreto del 9 de abril del corriente, que dispone, de acuerdo con la ley del Hogar, la fundación de una colonia denominada Nahuel Huapi, en las tierras adyacentes al lago del mismo nombre, y de conformidad con lo informado por la División de Tierras y Colonias,

EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DECRETA:

Artículo Primero. Resérvanse para la fundación de pueblos de 400 ha en cada uno de los puntos siguientes: en el territorio de Río Negro, en el paraje conocido con el nombre de puerto Moreno, los lotes 111 y 95; en el denominado San Carlos, en los lotes 114 y 115; en el territorio del Neuquén: el istmo situado entre los lotes 9 y 10 y la costa del lago, situada en los lotes 1 a 4. Resérvanse igualmente, para las necesidades futuras de la colonización agrícola, 5.000ha dentro de los lotes 89 a 93, 95 y 111 a 115.

Artículo Segundo. Amplíase a 60 días el plazo fijado por el artículo quinto del citado decreto del 9 de abril para recibir las solicitudes de lotes de esa colonia, en esa capital, y vuelva este expediente a la División de Tierras y Colonias a sus efectos.

Firmado: JULIO A. ROCA, presidente de la República; WENCESLAO ESCALANTE, ministro de Agricultura.



Comienza el turismo.

A fines del verano de 1902 llegan los primeros viajeros, con Aarón de Anchorena como ideólogo de las excursiones. El primer hotel estuvo a principios de siglo en Puerto Moreno y se llamaba “Hotel de la Cuchara Sucia”. Era de propiedad de Carlos Wiederhold.

En 1915 el casco urbano contaba con 252 viviendas. Don Primo Capraro compra la compañía “Chile Argentina” y comienza a traer familias de inmigrantes italianos haciéndoles trabajar en su establecimiento maderero. Pobladores suizos formaron su colonia en la zona del lago Moreno, actualmente Colonia Suiza.

En 1912 arribaron los primeros automóviles, tres Mercedes Benz de uso oficial. El primer propietario fue Jarred Jones, poseedor de un Ford T. El ciprés histórico del Perito Moreno fue declarado como tal a iniciativa de un grupo de maestros de la primera escuela de Bariloche, la escuela Nº 16. De esta forma se homenajeó al Perito Moreno denominando a la actual calle con su nombre.

Era costumbre de Primo Capraro bautizar a las calles con los nombres de vecinos y personalidades de la época, Ángel Gallardo, Otto Goedecke, Eduardo Elordi, y María Elflein. El primer transporte público automotor cubría la ruta Bariloche-Neuquén en treinta y ocho horas.

En 1917 en la esquina de Mitre y Frey apareció el primer cine y todos se alegraron por las maravillas del cine mudo. En la década del 20 ya era otro el aspecto edilicio de la ciudad, construcciones de madera con tejuela de alerce a semejanza de las viviendas germánicas chilenas. Uno de los primeros hoteles que aparece en Bariloche fue el Suizo y Bellvue en las actuales calles de Moreno y Rolando.

En 1922 por decreto ley se establecen los límites del Parque Nacional del Sur cuya extensión se fijaba en 785 mil hectáreas. En 1924 el puerto de Bariloche ya funcionaba con fines turísticos, trasladando a los pobladores hacia la Isla Victoria y hacia la Península de San Pedro.

En 1930 abre el hospital regional sito en la calle Mitre y Onelli. En ese mismo año se afinca en la zona el simpático poblador Don Otto Meiling precursor del andinismo, esquí en la zona, y fundador del Club Andino Bariloche.


La llegada del ferrocarril.

A partir de 1924, por tren desde Buenos Aires a Neuquén, y desde allí en automóvil hasta Bariloche, llegaban importantes contingentes de turistas. Más adelante se logró la ampliación de la red ferroviaria; y una década después Bariloche recibía al primer ferrocarril y el progreso fue una realidad.

El 5 de mayo de 1934 arribó a Bariloche la primera locomotora a vapor. Fue todo un acontecimiento coronó la iniciativa de vincular por ferrocarril la zona atlántica con la ciudad de Bariloche.

Previamente se habían habilitado las vías que posibilitaban a los trenes llegar desde San Antonio Oeste hasta la localidad rionegrina de Ingeniero Jacobacci. Los trabajos en el tramo San Antonio Oeste-Ingeniero Jacobacci fueron dirigidos por los ingenieros Guido Jacobacci y Carlos Brebbia. Desde la estación Jacobacci a Pilcaniuyeu por los profesionales Jorge Iribarne, Guillermo Campbell y Alberto Urcelay. Y el último tramo Pilcaniyeu Bariloche, unos 60 kilómetros aproximadamente, por el ingeniero Miguel Sanguinetti.

Precisamente la parte final de la obra se hizo desear ya que se vio interrumpida en varias oportunidades debido a paralizaciones de los trabajos por escasez de presupuesto. Finalmente el Estado Nacional contrató a la empresa británica “Ferrocarril del Sud” que terminó la esperada vía férrea.

La máquina a vapor –que arrastraba al primer convoy- llegó a Bariloche adornada con banderas argentinas y entre los aplausos de la multitud congregada en la flamante estación de trenes.

Hubo discursos, festejos populares, un asado criollo y una gran cena en el Hotel Italia “en honor de los ingenieros del ferrocarril y sus colaboradores” según se indicaba en las invitaciones del evento. El pasajero que tenía el boleto Nº 1 fue el arquitecto Alejandro Bustillo, quien embelleció Bariloche con sus típicas construcciones –que amalgaman la piedra y la madera- como son el Centro Cívico y la Intendencia de Parques Nacionales entre otros edificios.

La llegada del ferrocarril a Bariloche fue un verdadero hito ya que hasta ese momento resultaba una verdadera odisea viajar hasta las orillas del lago Nahuel Huapi. Los caminos patagónicos eran muy malos, carecían de mantenimiento y viajar por esas rutas representaban una verdadera aventura no exenta de riesgos ciertos. Con la llegada del ferrocarril se facilitó el ingreso del turismo masivo que representaría el sustento económico de San Carlos de Bariloche y toda la zona aledaña a esta ciudad que con el transcurso de los años se convertiría en la Capital de los Lagos del Sur.


FUENTE: Diario Bariloche (3 de Mayo de 1992)
Del “Bariloche, Mi Pueblo”
Periódico Del Sur (Marzo de 2003).



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